Hola me llamo Tere, tengo 25 años y soy malagueña. Desde muy pequeña me han llamado la atención los colores, las formas, las texturas… Tanto que de pequeña siempre tenía un paquete de toallitas cerca porque lo pintaba todo: mi cuerpo, las paredes, el suelo, los cristales, las revistas, los libros… Estaba todo el día haciendo manualidades, coloreando o pintando. Obviamente, no era una estudiante novel en primaria. Odiaba horrores el colegio porque la mayoría de las clases eran de números o letras, casi nunca se dibujaba y cuando se dibujaba era un par de horas a la semana y tenía que ser como el profesor decía o debería repetirlo coartando nuestra imaginación… Sin embargo, frustrada por las riñas de mis padres, dejé a un lado los colores y apreté el culo en la silla y los codos sobre la mesa.

Mis padres me convencieron de que nunca estudiara Bella Artes, ya que podría morir de hambre, y me empujaron a estudiar el Grado en Biología. Para su sorpresa, me morí de hambre igual, teniendo que compaginar mis estudios con un trabajo a jornada completa en hostelería. Esta situación fue crítica para mi salud: a mi ansiedad y estrés diarios se sumó una profunda depresión en el momento en que me di cuenta de que era incapaz de dibujar las especies de plantas y animales que catalogábamos en botánica y zoología. «Si yo sabía hacerlo…» – me decía. Estaba completamente atascada. Rechacé ampliar más mis estudios en ciencias y, con mis ahorros, estudié fotografía. Durante un año me dediqué a la fotografía de alimentos –food photographer, que en inglés suena más chic-  para empresas y restaurantes. A pesar de que todo iba bien, sentía todo lo contrario, me seguía faltando algo… Hasta que descubrí que lo que realmente necesitaba: el dibujo, el color, el grafismo digital.

Este viaje me ha traído hasta aquí, hasta el Grado de Diseño y Creación Digitales donde espero ampliar mi dimensión creativa y mis habilidades como diseñadora y fotógrafa. En un futuro me gustaría unir ambos ámbitos que sin duda, dada la digitalización acelerada en la que vivimos, lo encuentro no solo una necesidad, sino un futuro inevitable.

El dibujo es del inicio del taller de dibujo, que había que hacerlo sin mirar el papel y luego manchar el dibujo con técnicas mixtas. La otra es una fotografía de mi querida Lola, cuando aún tenía 3 meses allá por 2021… Cómo pasa el tiempo.